viernes, 22 de junio de 2012

Las cosas nunca suceden por casualidad siempre existe un cohecho, una sombra y un delirio en cada historia.


Las cosas  nunca suceden por casualidad siempre existe un cohecho, una sombra y un delirio en cada historia.

Muchas veces me he puesto a pensar y meditar mucho en nuestra relación como seres humanos con Dios y como es que puede existir un Dios tan amoroso y paciente que pueda derramar su amor a pesar de nuestras imperfecciones. Si me siento muy pequeño ante un ser que puede ver lo que yo no puedo, es que así es el verdadero amor cuando uno ve lo que otro no pueden.

Hace poco un amigo mío estuvo almorzando en un restaurante pensando mientras comía en el plan de salvación y como es que todas estas cosas se pueden llevar a cabo, en el gran amor de Dios para con él y en las oportunidades y bendiciones que estaba recibiendo, en eso escucho los cantos de un niño, al voltear pudo darse cuenta que así era, el empezó a cantar entre sus pocas palabras y fuertes sonidos solo escuchaba melodías sin rumbo, pero con sinceridad y necesidad. Luego el niño se acercó a pedir unas monedas de meza en meza, cosa que no tuvo mucho éxito, luego aquel amigo sintió en que tenía que darle algo al niño, pero aun no sabía que era, pensó primero en sacar una moneda del bolcillo y dársela, solo la saco, mientras al niño le habían invitado unos pequeños trozos de parte de una comida de unos señores, luego mi amigo sintió en que debía de darle de comer, no solo una pequeña parte si no lo MEJOR, sintió que es un hijo de Dios que era su amigo en la vida preterrenal y que en este tiempo estaba pasando por muchas necesidades y que él tenía el privilegio y la oportunidad de ayudarlo de alguna u otra manera, entonces lo llamo y le pregunto si había almorzado, el niño respondió con una cara de asombro: ¡no aun no! Entonces mi amigo le dijo siéntate y pídete un menú, el niño no dudo ni demoro en pedir, se pudo ver una felicidad en su rostro, un brillo, mi gran amigo pudo sentir el amor de cristo, si la caridad que nunca deja de ser, aquel día tuvo un amigo mas, quien le conto todas sus necesidades, después de decirle su nombre le dijo que recién había escapado del inabif por que existen muchos maltratos y que el a sus doce años de edad sale a conseguir dinero en las calles para así poder mantener a su abuelita de 87 años de edad, conversaron cerca de media hora, luego ambos se despidieron y el niño lo acompaño hasta el paradero, mi amigo le regalo al niño una revista liahona que siempre llevaba en su maleta, el niño quedo mirando y dijo: “lo leeré en la noche con mi abuelita”; al despedirse el pequeño dijo: “gracias amigazo, muchas gracias” y mi amigo sintió y escucho aquellas palabras con promesa: “porque estuve desnudo y me vestiste, hambriento y me diste de comer.. y sus apóstoles le preguntaron ¿señor cuando te hemos visto hambriento…? Y él respondió: cuando lo hicieses a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí lo hicisteis”

Mi amigo jamás olvidara aquella experiencia supo con certeza que debemos de brindar nuestro amor hacia nuestros hermanos sin importar la condición en la que estén y mucho menos su relación para con Dios, todos somos sus hijos y él nos ama, aprendió mi amigo por testimonio propio, porque Dios le dijo que cuando estamos al servicio de nuestro semejante solo estamos al servicio de nuestro Dios.

Hermanos yo les doy mi testimonio que él vive, les testifico que es nuestro Padre que se preocupa por nosotros,  nos cuida, nos ampara y nos extraña, desea que seamos obedientes y algún día volver a su santa presencia.