Mi mundo de triunfos y fracasos amarillos,
Un rumbo sereno de caminos olvidados
Ya había todo pasado y tenía unas esperanzas
Mis cielos nuevos y estrellas brillantes,
Ocasos resplandecientes,
Blanca ternura,
Trataba de ser lo más feliz que podía
Sin saber que solo una señal
Me resucitaría.
Basto verte y revolucionaste mi universo distraído
Solo un semblante despertó sentimientos almacenados
Es que nada esta borrado,
Mi Reyna aun no te había olvidado,
Perdóname por amarte de esta manera,
Solo los que aman de verdad saben sufrir el dolor del desprecio.
Y si te recordé… ¿y qué?
Si, recordé absolutamente todo
Como si fuera el primer día,
Como la primera vez
Como aquella primera sonrisa
Y tu tierna mirada,
Como aquella mañana de servicio
Como aquella tarde de unión
Y como aquella noche de dolor,
Si mi amor te recordé….
Pero tenía que mostrarme duro,
Muy serio, como aquel que no tiene sentimientos
Como aquel que no ama,
Como el que ya olvido todo
Como aquel que no sufre,
Como el indiferente,
Pero sabes algo… el dolor fue más grande aun
Verte delante mío y saber que ni la palabra podemos cruzar.
Semblantes serios ,
Nuestras miradas no se podían cruzar
Sabíamos que el que lo hacía era el débil del quien hablar,
Mostramos serenidad y nos hicimos a los indiferentes
Tu lejos, yo también,
Solo esperábamos que uno se distraiga
Para mirarnos tan fijamente y amarnos a lo lejos.
Te preguntan por mí y deseas dejar aquello de lado
Niegas que aun recuerdes
Niego que recuerde
Decimos que todo ya pasó
Preferimos no cruzarnos y ser los fuertes,
Elegimos otras opciones
Y dejamos de lado nuevos amoríos,
Y así pasaran nuestras vidas…
Tú no pecaste mucho menos yo
Fue el destino y su oscuro deseo quien nos separó,
Tus locuras,
Tu inmadurez,
Tu orgullo,
Tus apetitos,
Mis celos,
Mi carácter,
Mi inexperiencia…
Las etapas ya han pasado
Y tu piel caída de los años encima
Tus hijos y nietos celebran fiestas de oro
Tu sentada es esquina sola
Es que la vida te jugo mala pasada
El padre de tus hijos
Se fue por locura de él,
Y hay está sola
Viejecita linda
Reyna de manantiales
Estas rodeada de descendencia tuya
Todos cantan y el himno suena:
“para siempre Dios este con voz….
En sus brazos él os tenga”
Tus lágrimas caían como tiempos de veinteañera
Yo lo recordaba a cada instante,
Después de entonar el himno tocan a la puerta,
Jamás la abres pero en aquella oportunidad todo cambio,
Era yo…
Sonreír no podías
Ni llorar tampoco
Me miraste y cruzaste las manos
¿Jesús?... fue lo primero que preguntaste
El silencio que duro un minuto se hizo una eternidad,
Solo queríamos mirarnos y ver lo tanto que hemos cambiado
Ya después de cincuenta años todo cambia
Y nosotros también,
Miraste mi muñeca y recordaste aquella tarde que tanto demoraste en hacerla,
Palabra no se prenuncio,
Nos abrazamos como nunca antes y ya en aquella época
Decidimos cumplir nuestra promesa:
“Juntos por siempre”